Junto con la revolución de la factura electrónica, Verifactu y la Ley Antifraude son los términos más relevantes en el contexto de normativas que van a afectar al trabajo de todos los profesionales. Las consultas al respecto cada día crecen, en despachos, entre profesionales y por supuesto las búsquedas en internet. Por ello, los asesores deben estar preparados y bien informados para poder ayudar a sus clientes a la adaptación.

 

Como ya sabes, la Ley Antifraude, formalmente conocida como Ley 11/2021, tiene como objetivo prevenir y luchar contra el fraude fiscal, estableciendo requisitos estrictos sobre la facturación y la contabilidad de las empresas y profesionales. Esta ley prohíbe el uso de programas que permitan la doble contabilidad o la manipulación de datos contables y de gestión, y requiere que los sistemas y programas informáticos estén certificados y utilicen formatos estándar legibles.

El reglamento que regula estos requisitos se aprobó en diciembre de 2023, así que cada día estamos más cerca de la cuenta atrás para acabar con los softwares que permiten la contabilidad de doble uso o con la facturación en excel.

Por otro lado, Verifactu es un sistema que se enmarca en el contexto de la ley Antifraude y afectará a todas las empresas, pymes y autónomos de España (con algunas excepciones), garantizando la inalterabilidad de los documentos fiscales y su remisión electrónica a la Agencia Tributaria Española (AEAT) cuando sea requerido. Aunque no obliga a enviar los registros de facturación de forma voluntaria, las empresas deben estar preparadas para hacerlo si la AEAT lo solicita.

Este sistema tiene como objetivo:

– Garantizar la autenticidad de las facturas.

– Asegurar su trazabilidad.

– Impedir cualquier tipo de modificación o alteración.

La introducción de Verifactu transformará previsiblemente las prácticas de inspección fiscales tradicionales, ya que con el registro inmediato de cada factura desde su emisión se buscar hacer prácticamente imposible falsificar su origen. Además, el envío inmediato a la AEAT evitará muchas inspecciones, pues Hacienda ya contará con la información sin necesidad de requerirla.

A todo esto, hay que sumar la inminente llegada de la factura electrónica obligatoria entre profesionales, que está generando muchas preguntas y dudas sobre cómo adaptarse a pequeñas empresas y autónomos. Aunque desde el año 2015 ya es obligatorio emitir facturas electrónicas en las relaciones con la Administración Pública. La aprobación de la la ley crea y crece extiende esta obligación a todos los empresarios y autónomos n sus relaciones comerciales con otras empresas y profesionales.

Todavía queda un tiempo para que se apruebe el reglamento y a partir de entonces, las empresas tendrán entre uno y dos años para adaptarse a la facturación electrónica, dependiendo de su facturación. En el caso de las empresas o negocios que facturen de forma anual más de 8 millones de euros, tendrán un año de plazo. El resto de empresas tendrán un plazo de dos años.

En cualquier caso, no es recomendable esperar al último momento para adaptarse. Pues habrá que tener en cuenta el tiempo de aprendizaje, la implantación de un nuevo software si es necesario y cualquier otro imprevisto que pueda surgir en la empresa que complique el proceso de adaptación. Y esto es así para todos, asesores y sus clientes.

Por ello, ante este panorama lleno de novedades para los profesionales, el papel del asesor fiscal juega un papel crucial en ayudar a sus clientes a adaptarse a estos cambios y evitar sustos. Su rol será fundamental en orientarles y asesorarles en la actualización de sus programas. Y es que hay que tener en cuenta que las sanciones por no adaptarse a estas leyes pueden llegar a ser muy elevadas, según los casos.

Pero para poder ayudar a sus clientes, el asesor necesita formarse y sentir confianza y respaldo de su propio proveedor de software. De nada sirve mantenerse actualizado leyendo y asistiendo a webinars diversos sobre novedades formativas, si cuando quiera comenzar a utilizar un software adaptado su proveedor todavía no está preparado.

Un buen proveedor no solo garantizará que su software cumpla con los últimos requisitos reglamentarios, sino que también proporcionará actualizaciones y soporte técnico para facilitar la transición hacia la nueva forma de trabajar. Haciendo que el trabajo diario del asesor fluya y pueda dedicar tiempo a sus clientes, convirtiéndose en el aliado clave para ellos en estos tiempos de cambios tan relevantes para el futuro de las empresas.

Esto significa que una de las preguntas que deben realizarse los despachos es si las herramientas que utilizan no solo les permiten cumplir con la ley, sino si también le están ayudando con su flujo de trabajo y a mejorar la calidad de su servicio al cliente. Un software adecuado y un proveedor confiable son fundamentales para garantizar el cumplimiento, la eficiencia y, en última instancia, el éxito en la gestión fiscal. Solo de este modo, el asesor podrá dedicar tiempo y recursos a su verdadera labor: asesorar a sus clientes y así, fortalecer su relación de confianza y fidelidad.

 

[Post redactado por la empresa CEGID]